Categoría: Montaña

Otoño en el Pirineo

Ahora que el frío y las nieves han llegado para quedarse,  no sólo en las altas cumbres, sino por toda la península, es buen momento para recordar la estación anterior, el otoño, ese tiempo de cambios en el paisaje, largos crepúsculos y luz nostálgica.

En un rincón del Pirineo, agreste y auténtico como pocos, el otoño es una época ideal para retornar a esos lugares poco transitados, para perderse por sus caminos, visitar sus pueblos, dejarse mecer por el ritmo pausado y relajado de las altas montañas, y entrecerrar los ojos junto a un agradable fuego. Ese rincón es el valle de Vió y el contiguo cañón del Añisclo, en Huesca.

El solitario y apartado valle de Vió, es un reducto de costumbres y cultura ancestrales, arquitectura popular y gente hospitalaria. Vale la pena recorrer los pintorescos pueblos de Vió, Buerba o Yeba, abiertos al campo y a la naturaleza, hablar con los parroquianos y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.

 

 

Un lugar muy aconsejable para alojarse es la CASA PETRICOR  (http://www.toprural.com/Casa-rural-habitaciones/Casa-Rural-Petricor_106439_f.html http://www.viajealpirineo.com/arte-naturaleza-ordesa-petricor/). Un lugar para sentirse como en casa, degustar la cocina de su anfitrión, Javier, y dejarse aconsejar sobre rutas por la zona.

El cañón del Añisclo, que queda a tiro de piedra del valle de Vió,  es un profundo tajo creado por el río Bellós que discurre de norte a sur, conformando uno de los valles que componen el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

El acceso más sencillo es salvando el puente medieval, junto a la iglesia rupestre de San Úrbez, un lugar increíble para comenzar una ruta por senderos, que remontando el curso del río nos internará entre bosques de hayas y robles, saltos de agua, farallones de roca…paisajes salvajes inabarcables y llenos de magia.

A continuación podéis encontrar una pequeña muestra de estos tesoros otoñales:

 

En este enlace podéis encontrar mapas e información de posibles rutas senderistas:

http://www.aragon.es/DepartamentosOrganismosPublicos/OOAA/InstitutoAragonesJuventud/AreasTematicas/04_TiempoLibre/ci.Excursiones-senderistas-por-Arag%C3%B3n.detalleDepartamento?channelSelected=9ac3c752ae6fa210VgnVCM100000450a15acRCRD#section4

¡Hasta pronto!

Ruinas en la naturaleza: Miravet

¿Quién no se ha sentido atraído alguna vez por unas ruinas que la vegetación ha ido ocupando? ¿O fascinado por vagar entre piedras caídas cargadas de historia  y que el paso del tiempo ha ido erosionando? ¿O emocionado al evocar los acontecimientos ocurridos, las gentes que vivieron o  pasaron por ahí…? Fueron los artistas románticos del siglo XVIII los primeros que reivindicaron estos lugares dotándolos de un halo de misterio y melancolía, que ha llegado a nuestros días.

Con un poco de curiosidad y ganas de salir al monte, no es difícil encontrar tales sitios cerca de nuestro lugar de residencia. Cerca de Benicàssim, en el Desert de les Palmes existen varios ejemplos de lugares históricos abandonados. Uno de los más interesantes es, sin duda, el Castillo de Miravet (no confundir con otro castillo homónimo de la provincia de Tarragona, en la ribera del Ebro).

Situado en la zona más septentrional del parque, el castillo domina la antiguamente llamada Tinença de Miravet, en el término de Cabanes, sobre un espolón de roca caliza a 300 m sobre el nivel del mar, rodeado de pinares.

IMG_20160206_160400

Etimológicamente, Miravet nos indica una fundación musulmana, pero las primeras referencias históricas que se tienen del castillo datan de la época del Cid Campeador (¡cómo no!), quien lo conquistó a los musulmanes en el año 1091. Entre 1093 y 1103 los reyes de Aragón nombraron varios gobernadores con el objeto de contener la invasión de los almorávides, pero no se pudo consolidar la conquista hasta poco más de un siglo después, cuando Jaume I inició la toma definitiva. El castillo pasó a propiedad del obispado y el cabildo de Tortosa. Su importancia fue declinando al perder su valor estratégico como fortaleza de frontera, unido al auge de poblaciones cercanas como Cabanes y Benlloch. Finalmente quedó abandonado a principios del S.XVII. Desde entonces la ruina, la naturaleza y el paso del tiempo han ido limando sus muros, hasta su estado actual.

La forma más sencilla de acceder al castillo es desde aproximadamente el km. 6 de la carretera que une Cabanes con Oropesa. Un pequeño entradero en la carretera permite dejar el coche, justo donde comienza un sendero en el que hay un pino en medio. Al lado, una indicación de madera señala el comienzo de la subida al castillo.

El sendero zigzaguea mientras va cogiendo altura y se interna en un frondoso pinar. Un par de kilómetros cuesta arriba más tarde, cuando el terreno empieza a clarear, se llega a los poderoso muros del recinto exterior. Pasada esta primera barrera el sendero se divide en varios ramales que permiten ir descubriendo los numerosos restos que subsisten: la pequeña iglesia de San Martín y San Bartolomé, elementos defensivos como muros o torreones, arcos góticos de antiguas dependencias, aljibes o corrales del poblado que hubo intramuros. No hay que dejar de subir a la torre del homenaje, desde donde se divisan unas excelentes vistas que abarcan desde el mar y la línea costera, a los barrancos de Miravet y el Negre, y el valle del río Xinxilla por donde serpentea la carretera que dejamos con anterioridad.  Desde esta impresionante atalaya era sencilla la comunicación, mediante hogueras y antorchas, con otros castillos cercanos como el desaparecido de la Zufera y el que domina la Plana de Castellón, Montornés.

IMG_20160206_171138

Font del Perelló

Tras deambular y disfrutar con las ruinas, se puede seguir camino, saliendo por la parte opuesta del castillo, y tras atravesar un estrecho risco, continuar por un sendero entre coscojos, que desemboca en una pista rojiza, entre pinares, campos de olivos y almendros, que desciende a la Font del Perelló. Un frondoso paraje entre grandes chopos ideal para un picnic en plena naturaleza.

Un poco antes, y en un recodo del camino, aparece una señalización que nos indica La Fundación Los Madroños (http://www.casadereposo.com/): una casa de reposo y escuela de salud, que ofrece estancias, talleres y cursos para escapar de la rutina urbanita.

Para concluir la visita a la zona nada mejor que acercarse a otra fuente, la Font de Miravet, nuevamente junto a la carretera de Cabanes-Oropesa, justo en la falda de la colina que corona el castillo. Un buen lugar para tomar un trago de agua fresca. Es una de las fuentes de la zona con mayor caudal continuo de agua, resintiéndose muy poco en temporada de sequías, y lugar donde la gente de los pueblos cercanos suele venir a llenar sus garrafas de agua.

Un paraje inmejorable para sentarse y descansar, aprovechando los primeros y apetecibles rayos de este sol primaveral. Un buen momento, también, junto al murmullo del agua, para dejarse llevar por los recuerdos de las ruinas exploradas y sus hechos históricos, y recuperar la historia más reciente de esta zona: cuando en este encajonado valle planearon hacer una autovía para unir el afamado aeropuerto de Castellón con la costa de Oropesa, tan conocida por el pelotazo del ladrillo, y que sólo la movilización ciudadana consiguió detener; y quizás, reflexionar por qué aquello que llaman progreso casi siempre va unido a la riqueza de unos pocos y a la destrucción de nuestro entorno, de nuestro paisaje; a fin de cuentas nuestro único y verdadero patrimonio.

¡Hasta pronto!

Conectando con nuestros ancestros

Hace miles de años los hombres y mujeres que habitaban nuestras tierras dejaron una huella imborrable en las paredes y los techos de los abrigos rocosos o en las oquedades naturales; un testimonio que ha llegado a nuestros días en forma de arte rupestre. Para ellos era una plasmación de sus vidas, relacionada con la espiritualidad y la naturaleza; para nosotros una expresión de arte primitivo, que nos sirve de conexión con los tiempos remotos de  nuestra especie.

Todas estas pinturas se engloban dentro del llamado arte rupestre levantino o del arco mediterráneo, que comprende yacimientos desde el Pirineo a la provincia de Granada. Sus principales características diferenciadoras son: el gran número de yacimientos, la presencia humana en las figuras (siempre dentro de una gran dinamismo, potenciado por lo estilizado de las mismas), el monocromatismo y la gran diversidad de escenas grupales como la caza, las danzas, las luchas, o las tareas agrícolas, de domesticación de animales o de recolección de miel.

Los yacimientos más importantes de la provincia de Castellón se encuentran en el Barranco de la Valltorta, dentro los términos municipales de Albocàsser, Tírig y les Coves de Vinromà. Por su riqueza y diversidad de pinturas está considerado como uno de los núcleos de pinturas rupestres levantinas más importantes del mundo.

El Barranco de la Valltorta tiene una longitud aproximada de 20 km y recibe su nombre por su relieve escarpado de abruptas laderas que enmarcan su tortuoso y encajonado curso, que la mayor parte del año permanece seco.

La mejor forma para disfrutar de estos yacimientos es visitando el Museo de la Valltorta, inaugurado el año 1994, en el término municipal de Tirig, en la Partida del Plà de l’Om.

http://www.cult.gva.es/dgpa/valltorta/index_c.html

Entre sus instalaciones hay cuatro salas de exposiciones y una quinta para la proyección de audiovisuales, pudiéndose seguir la evolución del poblamiento humano de estas tierras, desde el Paleolítico hasta la Edad del Bronce. Destaca la reproducción a tamaño natural de la Cova dels Cavalls, quizás el abrigo rupestre más famoso de la zona.

El museo también actúa como centro de acogida del visitante, proporcionando visitas guiadas de grupos a algunas de las cuevas y abrigos del Barranco de La Valltorta.

Si se realiza la visita a la Cova dels Cavalls (gratuita y diaria, a las 12h) el trayecto, en un agradable caminata, es de aproximadamente un kilómetro hasta las pinturas. Por el camino, el guía comenta y señala los diversos restos que los pobladores fueron dejando en estas tierras desde la antigüedad: chozas de palos y cañas propias de pueblos nómadas, lavaderos de época musulmana, construcciones de piedra seca del siglo XIX; así como, restos marinos fósiles que salpican todo el camino (calamares, almejas, caracolas…) que evocan una época de hace aproximadamente 20-25 millones de años, en la que la zona formaba parte de un vasto océano.

Al llegar al Barranco de la Valltorta, se accede al abrigo rocoso de la Cova dels Cavalls a través de una profunda diaclasa en la pared del barranco calizo; para más tarde seguir una red de pasarelas metálicas que recorren la parte alta del barranco, hasta llegar al conjunto de pinturas rupestres.

La escena principal es una cacería de ciervos (no de caballos, como podría creerse por el nombre de la cueva), en la que dos grupos de cazadores aprovechando un recodo del barranco, preparan una emboscada y rodean a los animales que se habían acercado a beber.

Es un lugar de gran poder sugestivo en el que es fácil transportarse a los tiempos remotos representados en la pintura; ya que se puede comprobar con facilidad, echando un vistazo al fondo del barranco, que el lugar que se representa en la escena es el mismo que el existente unos cientos de metros más abajo.

Aparecen, además, a lo largo de toda la pared, otras pequeñas escenas de caza, siempre con el mismo color rojizo. El guía explica que la tinta, el llamado ocre, se obtenía a partir de una mezcla de sangre de animales, óxidos que sacaban de las rocas y de hierbas de la zona.

En definitiva, una visita francamente ilustrativa y amena, e ineludible a todas las personas con curiosidad y ganas de aprender sobre la historia de estas tierras. No lo dudéis y visitad el Barranco de la Valltorta, sin duda uno de los grandes patrimonios culturales de los que disponemos a nuestro alcance.

¡Hasta pronto!

 

 

 

Waldeinsamkeit…y setas

Esta musical palabra, de origen germánico, es uno de esos términos tan especiales, casi mágicos, que siendo propios de una lengua concreta son de difícil traducción en otros idiomas.

Su significado es, algo así como, la sensación de estar solo en medio de un bosque.

Es un sentimiento que la mayoría hemos sentido en alguna ocasión. Una mezcla de sensaciones agradables como la paz, el silencio, la belleza del entorno o la humildad ante la Naturaleza en todo su esplendor; junto a una pizca de inquietud por encontrarnos solos en un entorno salvaje, lejos de la comodidad y el resguardo de la ciudad y nuestra casa.

En mi caso resulta una experiencia muy reconfortante, que me relaja y sosiega. De vez en cuando la busco para congratularme de la vida y el mundo, en compañía simplemente de los árboles, los sonidos y los olores del bosque, diferentes en cada estación del año.

Una buena idea en estas fechas es unir al Waldensamkeit el buscar uno de los tesoros más queridos del otoño: las setas. Las continuas lluvias y las temperaturas suaves han facilitado una cosecha muy generosa y variada, al menos en la zona de Levante.

Níscalos (rovellones) en pinares, con un poco de suerte boletus y amanitas cesáreas junto a castaños o alcornoques, rebozuelos y trompetas de la muerte en zonas más húmedas, champiñones silvestres casi en cualquier sitio…y un sinfín más de variedades, que con un poco de experiencia y buen ojo, nos harán disfrutar de buenos momentos paseando por el bosque y más tarde degustando estas delicias en la mesa.

walke y setas

Así que os invito a buscar un bosque cercano y vagar sin rumbo, sin miedo. Evadiros de la rutina diaria y las ataduras urbanitas…y no olvideis la cesta.

¡Hasta pronto!

Un lugar en el mundo

Todos tenemos lugares especiales a los que nos gusta volver periódicamente, son espacios vitales que nos equilibran, nos llenan de energía, nos hacen sentirnos libres y vivos…En ellos buscamos evadirnos del día a día, perdernos, normalmente, solos pero también en compañía. Son nuestro refugio innegociable, nuestro lugar en el mundo.

Los míos suelen estar relacionados con la naturaleza, con montañas o con paisajes que me emocionan por grandiosidad o belleza. Uno de ellos, el más cercano y querido, el que mejor conozco es el Desert de les Palmes: las montañas que dominan Benicàssim y el mar Mediterráneo, la Plana de Castellón y las tierras del interior de la provincia, con la montaña-faro de Penyagolosa al fondo.

Este modesto, por extensión, Parque Natural, que comprende también la Serra de les Santes, es un pequeño compendio de esencias mediterráneas, con encantadores rincones, poco conocidos incluso para gente de la zona.

monast viejo

El nombre Desert de les Palmes, indica un lugar apartado, de recogimiento, donde abunda una especie de palmera enana, llamada margalló.

Siempre he disfrutado mucho recorriendo sus senderos y disfrutando de la luz, los olores y la brisa; antes con la bicicleta de montaña y ahora corriendo o andando; descubriendo la presencia de la fauna (jabalíes, zorros, conejos…) en las huellas del terreno o explorando los bosques de alcornoques y los pinares, que sobreviven a los periódicos incendios.

A principios de Febrero las faldas de las montañas se visten de rosa y blanco con los almendros en flor, envolviendo el paisaje en magia. Tras las primeras lluvias de primavera es fácil encontrar en los barrancos deliciosos espárragos y en otoño las setas llenan el sotobosque, y durante todo el año es un lujo recoger hierbas aromáticas, como el espliego o la ajedrea, o llenar garrafas con la fresca agua de las fuentes (Tallà, del Roc,…).

Es fácil encontrar reminiscencias históricas: las ruinas de castillos medievales (Miravet y Montornés); el Convento Carmelitano, que mantiene una pequeña congregación y conserva los secretos del dulce licor que ellos mismos destilan; las encaladas ermitas y ermitorios que salpican el paisaje, que evocan un pasado de ermitaños y retiros espirituales; las masías, prácticamente todas abandonadas en la actualidad (Mas de Chiva, Mas del Salandó,…) y los bancales de piedra, que nos hablan de otras formas de vida ya casi olvidadas.

En definitiva, un paraíso cercano, rico en estímulos, que nunca defrauda y que os invito encarecidamente a descubrir.

Os dejo con un fragmento de la maravillosa película de Adolfo Aristarain, de cuyo título he sacado la idea del post: «Un lugar en el mundo» (1992). ¡Hasta pronto!

Bienvenidos

Os doy la bienvenida a este nuevo lugar de encuentro de ideas y opiniones, y las gracias por emplear una pequeña parte de vuestro tiempo en leer estas líneas.

Este blog nace lleno de ilusiones y sueños, como una forma de canalizar y ordenar mis ideas, y plasmar en la escritura mis pasiones. Un foro para hablar de esas cosas que dan sentido a nuestras vidas y nos hacen ser más felices.

Hablaremos de libros que nos emocionan, de películas que nos hacen soñar, de música que nos hace sentir bien…

Habrá espacio para los viajes en todas sus vertientes: las rutas por carretera, la montaña, el arte… y, por supuesto, la gastronomía.

Se plantearán preguntas y se ofrecerán propuestas. Intentaremos evadirnos de la rutina diaria y buscar nuevos horizontes. Intentaremos que este blog sea del agrado de muchos y se convierta en EL ÚLTIMO REFUGIO