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Mis últimas pelis clásicas

Hay una serie de películas recientes, de los últimos seis años, que me acompañan constantemente; que vuelvo a recordarlas, a pensar en algún personaje o en una situación de forma recurrente. Son películas llenas de calidad  y con gran poder de fascinación. Podría decir que se han convertido en clásicos en muy poco tiempo, algo poco frecuente y sólo al alcance de las películas más especiales.

Todas ellas son formalmente muy diferentes entre sí, pero tienen un hilo común: el hablar de forma honesta y sin tapujos de nosotros mismos, de las miserias y las grandezas de las vidas humanas. Funcionan como lecciones de existencia. Te hacen pensar; están llenas de enseñanzas.

Son bellas y emocionantes, pero a la vez duras y descreídas con el mundo. Sus personajes son héroes llenos de claroscuros, Ícaros caídos, muchas veces en el barro.

Estas son las últimas películas que me rondan y me apasionan:

  • EL ÁRBOL DE LA VIDA (The tree of life, 2011), de Terrence Malick.

Una obra magna, espectacular y ambiciosa. Desde el origen del universo hasta el discurrir de la vida de una familia americana. Una madre bondadosa, un padre enérgico, una infancia contada como nunca se ha visto en el cine.

La fe, el dolor, el amor…los grandes temas, entre música e imágenes bellísimas. Fascinante.

 

  • AMOUR (Amour,  2012) de Michael Haneke.

Una pareja de ancianos en el ocaso de sus vidas, tienen que hacer frente a la enfermedad degenerativa de uno ellos, prácticamente de forma solitaria.

Dentro de un apartamento parisino, la ternura, las miradas, los pequeños gestos…la enfermedad y el sufrimiento, inundan de poesía los fotogramas de esta conmovedora película. Y al final, como siempre, está la muerte.

 

  • LA GRAN BELLEZZA (La grande bellezza, 2013), de Paolo Sorrentino.

Radiografía de la actual Roma, siempre tan felliniana; a mitad camino entre la frivolidad y la decadencia, entre lo humano y lo divino. Toda la belleza del mundo puede aparecer en un paseo al amanecer junto al Tíber, en un patio de naranjos de un convento o en el olor de las habitaciones de los palacios viejos.

Y como cicerone en esta inmersión romana, Jep Gambardella (un Toni Servillo inconmensurable), un escritor descreído, lúcido y sabio; lleno de contradicciones como nos sucede a todos. Un personaje para la eternidad.

 

  • LA VIDA DE ADÈLE (La vie d’Adèle, 2013).

La película acompaña la intensa historia de amor entre dos mujeres, jóvenes y guapas, durante las distintas etapas de relación: desde el flechazo y los descubrimientos iniciales, hasta las dudas y los desengaños que precipitan la ruptura, pasando por la embriaguez y el gozo de la pasión y el sexo juntas.

Amargas lecciones de vida y cicatrices difíciles de cerrar, en una película descarnada que te hace empatizar con las protagonistas y vibrar desde el primero al último instante.

 

  • HER (Her, 2013), de Spike Jonze.

Radiografía de la soledad en las sociedades modernas, donde un tímido escritor de cartas de amor para terceros, se enamora de un sistema operativo informático, que le hará vivir intensamente y le sacará de la maldita rutina que nos inunda a todos.

Joaquín Phoenix hace un maravilloso ejercicio de contención en esta emotiva y delicada historia de amores imposibles.

 

  • LA HABITACIÓN (Room,  2015) de Lenny Abrahamson.

Una madre y un hijo crean un mundo propio, lleno de magia y complicidades, para sobrevivir a un horror, que de entrada no entendemos.

Si en los cuentos clásicos la eliminación del ogro suele ser el punto final y feliz de la historia, en este caso no sucede así. Hay secuelas y un camino lleno de obstáculos para encontrar la ansiada felicidad. Una película inolvidable.

 

¿Las habéis visto todas? ¿Os gustan tanto como a mí? ¿Las consideráis nuevos clásicos?

¡Hasta pronto!